martes, 23 de junio de 2015
¡Adiós a la tiza y a la pizarra! La tecnología en la clase de ELE
Me gustaría comenzar con la frase de de Francisco Herrera relativa al uso de la tecnología en el aula y que dice así: “Con la web colaborativa podemos sacar los contenidos del aula y llevarlos a la vida real digital, algo que siempre fue el sueño de todo teórico del enfoque comunicativo”. Herrera se refiere así a la capacidad de conectar que tiene la tecnología. La capacidad de cooperación gracias al poder interactuar en la web, dejando un comentario, chateando …etc.
Esta frase contiene palabras para mí claves en esto de fusionar enseñanza, aprendizaje y tecnología en la clase de ELE: SACAR, VIDA, REAL, DIGITAL, SUEÑO.
El aula en sí produce situaciones irreales aunque queramos hacerlas lo más REALES posibles. La tecnología puede ser un modo para hacer más creíble lo que estamos enseñando, más útil, más de carne y hueso. Una prolongación de un ambiente estático (el aula, el manual, la pizarra…) que encuentra su forma más elástica en la red. En definitiva, el SUEÑO del que hablaba Herrera gracias a las nuevas herramientas, a Internet y a los smartphone, se ha terminado haciendo realidad.
No cabe duda de que la llegada de Internet y las nuevas tecnologías nos han cambiado la VIDA.
Hemos dado un pequeño gran paso del mundo analógico al DIGITAL casi sin darnos cuenta.
Bueno, algunos hemos tenido que aprender a usar ese mundo digital, otros han tenido la suerte o desgracia (según se mire) de nacer en él. El otro día leía un artículo sobre los “digital kids” o nativos digitales, niños que han nacido y crecido con Internet acostumbrados desde muy pequeños a las nuevas tecnologías y a esa particular cooperación e intercambio de información que solo te da Internet.
Desde mi punto de vista esa cooperación, esa inmediatez de la red la tenemos que aprovechar para la enseñanza. Nos guste o no los tiempos cambian y tenemos que adaptarnos. No podemos seguir siendo dinosaurios en una Era digital.
Vencer el miedo
Los miedos son parte de la vida, también de la virtual e Internet puede provocar pánico. Tantas páginas webs, plataformas educativas, aplicaciones, redes sociales, lectores de fuentes… Es difícil afrontar todo este mundo a veces tan caótico. ¿Qué podemos hacer?
• Cambiar percepciones. Como la madre que intenta calmar a su hijo cuando tiene miedo, nosotros tenemos que concienciarnos con algo parecido… Internet es bueno, no es el coco. Puede ayudarnos.
• Lanzarse. Si no indagamos y nos lanzamos con coraje no lograremos cambiar nada. He descubierto mil aplicaciones gracias a tirarme horas abriendo una pestaña por aquí, otra por allá…
• Innovar. Si queremos ser creativos no podemos seguir con la tiza y la pizarra.
¡Sí, hay vida más allá del aula!
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miércoles, 3 de junio de 2015
¡Un profe 10!
He abierto mi baúl de los recuerdos para rescatar a algunos profesores malos con los que me he topado durante mi vida como estudiante. Recuerdo una profesora de inglés, Emilia, que todo lo que tenía de buena persona desgraciadamente lo tenía de despistada y de malhumorada. Recuerdo a otra de mis profesoras que estaba todo el día enfadada y con una actitud muy agresiva hacia nosotros, sus alumnos.
De todo lo malo que recuerdo de ellas, aún así, he sacado cosas positivas: sé lo que no hay que hacer para ser un buen profesor. Es decir, si quiero ser un buen profesor, no puedo estar enfadado con mis alumnos, no puedo pagar con ellos los problemas de casa o del atasco para llegar al trabajo… No puedo improvisar y despreocuparme de una lección. Sí, es verdad que la experiencia te permite lanzarte a la piscina a veces sin necesidad de prepararte una lección, pero otras veces se convierte en una arma de doble filo: puedes caer en la superficialidad, en convertir una clase en un auténtico martirio para tí mismo y para tus estudiantes.
Por ello, y para centrarme en la figura de lo que considero un profesor 10, es necesario cumplir algunos requisitos que yo creo que son fundamentales: buena actitud, empatía, motivación, entusiasmo y sobre todo poseer un gran don, el don de saber escuchar.
Para mí es básico esto último. Saber escuchar es un don que pocas personas tienen y también pocos profesores. Digo esto porque nuestra personalidad y nuestra profesionalidad van ligadas. Es decir, si tu eres una persona que está atenta a quien te rodea, escuchas a tus personas más cercanas seguramente esta cualidad puede ser muy útil para aplicarla en tu vida como profesor.
Un profesor que sabe escuchar es un profesor que puede corregir cuando el alumno se equivoca, que puede comprender por qué el alumno se equivoca y que, en definitiva, no solo tiene los oídos abiertos, también la mente y el corazón.
A todo ello, obviamente, tengo que unirle la profesionalidad, dotes de comunicación, valentía, la formación adecuada y ¿por qué no un poquito de picardía?
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